Un Pensadero era el lugar en el que, según decía sarcásticamente Aristófanes en su obra Las nubes, enseñaba Sócrates. Los fans de la saga de Harry Potter sabrán también que un Pensadero es un objeto mágico que le permitía al profesor Dumbledore guardar y ver pensamientos y recuerdos. Para nosotros, un Pensadero es fundamentalmente un espacio y un tiempo para compartir, discutir y acordar.
En un Pensadero de maestros los profesores se ayudan mutuamente a diseñar y validar las prácticas educativas que quieren poner en marcha o aquellas otras que ya realizan pero que aún no han podido validar; muchas veces, la urgencia y las continuas demandas del entorno escolar nos impiden saber con suficiente certeza en qué medida funciona y en qué medida podría enriquecerse algo que ya hacemos en las aulas con nuestros alumnos.
No hablamos por hablar. El curso pasado estuvimos volcados de lleno en el proyecto piloto, en cuatro centros de la Comunidad de Madrid muy diferentes –un colegio público de Infantil y Primaria, un colegio privado de Bachillerato Internacional y dos centros de educación especial (uno concertado y otro de titularidad pública con gestión privada). La dinámica, sin embargo, fue similar: cuatro talleres dentro de los centros en los que pensamos juntos, diseñamos juntos, validamos juntos y mejoramos juntos –en poco tiempo publicaremos un extenso artículo de investigación con todos los pormenores de la validación del modelo.
En estos Pensaderos, los maestros y profesores se observaron en las aulas y compartieron sus prácticas, además de desarrollar distintos proyectos. Hubo quien quiso impulsar el pensamiento científico en niños de 6 años con el uso del microscopio, quien quiso mejorar la atención de sus alumnos de infantil por medio de un juego de detectives, quien quiso saber hasta qué punto sus alumnos adolescentes entendían la lección de física tal como era impartida desde hacía años, etc.
Lo más importante para todos ellos era que lo que ocurriese en el Pensadero tuviera influencia real en el aula. Nosotros, además, queríamos confirmar que es posible desarrollar un modelo de formación entre iguales en el que se produzca conocimiento educativo basado en la práctica profesional y que, en un futuro muy próximo, pueda ser completamente gestionado por los propios profesores.
Un Pensadero nace y se nutre del trabajo de los docentes en sus aulas y en sus centros. Un Pensadero pertenece a los maestros y profesores.
Nosotros únicamente abrimos una ventana en el centro e iniciamos un Pensadero; luego nos limitamos a acompañar a los participantes y velamos porque los siguientes Pensaderos sigan caracterizándose por el rigor y la profesionalidad. Y este septiembre, abrimos la primera ventana.
Si quieres saber más, o si crees que en tu centro podría conformarse un Pensadero, escribe a jubeda@promaestro.org o llámanos al 91 441 43 29.