Por Jesús Fernández Muñoz (colaborador local de la Fundación Promaestro)
El Encuentro entre maestros de Sevilla titulado Nuestra formación: luces y sombras ha contado con la presencia de Rocío Bustamante, directora del CEIP Adriano con una amplia experiencia en la formación de opositores.
En el presente texto intentaré plasmar algunas de las ideas centrales que se expusieron y comentaron en relación a tres preguntas clave: ¿Qué aspectos de la formación docente son relevantes y centrales? ¿Qué elementos de la misma deben debatirse? ¿Cuáles deben cambiar? Quiero indicar que no se realizarán precisiones sobre quién dijo qué y, además, al hablar de la formación del docente se tratará en unos casos sobre la formación inicial y en otros sobre la formación continuada –del que ya ejerce su profesión–, teniendo siempre en cuenta, a su vez, cómo esta formación del profesorado influye en la propia formación del alumnado creando un círculo que puede ser virtuoso o, en otros muchos casos, vicioso y negativo para la educación de los más jóvenes.
1) ¿Qué aspectos de la formación docente son relevantes y centrales?
- Sobre la formación docente hubo bastante consenso en que todo reside en las ganas y la motivación que tiene la persona de ser formada –aquí entra de lleno la cuestión de la vocación–. Una motivación que tiene mucha importancia de cara a la actitud activa para su preparación y no, simplemente a ser receptor pasivo de “conocimientos teóricos”. Se aludió también a que las vocaciones que son, actualmente, más difíciles de encontrar desde la formación inicial de los universitarios (por una menor madurez de éstos) hasta la formación permanente de los docentes estables en sus puestos de trabajo (por una cierta desmotivación con el paso de los años por su profesión).
- Es central que el propio docente tenga la posibilidad de formarse en lo que realmente él elija, según sus intereses personales, sus necesidades y adaptándose, por supuesto, a la realidad contextual educativa en la que vive. Sin embargo, lo que parece que ocurre es que la formación viene impuesta desde un punto de vista muy cerrado y concreto tanto en la formación inicial como en la formación continuada. Y hay muchas necesidades que no quedan cubiertas con esa formación impuesta por parte de las distintas administraciones, una oferta formativa, sobre todo en el ámbito de la formación continuada, que es ciertamente cambiante según las distintas Leyes de Educación de cada legislatura. Por tanto, me planteo cuestiones como: ¿Quién decide las necesidades formativas? ¿tienen algo que ver en esa oferta las necesidades reales del cuerpo docente?
2) ¿Qué elementos de la misma deben debatirse?
- La obligatoriedad o no de la formación continuada de los docentes es un aspecto que estuvo ciertamente latente, porque los cursos de formación son totalmente voluntarios y, además, dicha formación entra dentro del tiempo personal de cada uno.
- Otro aspecto a debatir importante sobre la formación eminentemente práctica fue sobre el posible sistema para la formación de los futuros maestros en un sistema similar al de la rama sanitaria, al MIR (Médico Interno Residente) o PIR (Psicólogo Interno Residente). Pues se entiende que sería un periodo formativo eminentemente práctico en el que el futuro maestro aprendería la profesión de parte de otros profesionales –de varios–, sacando lo mejor de cada uno de ellos. Al menos, debe debatirse el que los futuros docentes tengan un mayor número de prácticas en los centros educativos y que éstas sean de mayor calidad.
- Posibilidad de la redistribución del horario del profesorado para que el éste tuviese el tiempo específico para su formación continuada y no sacar el tiempo de su tiempo libre, es decir, fuera de su horario de trabajo.
3) ¿Cuáles deben cambiar?
- La formación inicial: la teoría que se imparte en las Facultades está muy lejos de la práctica real que tienen en el aula los maestros.
- La formación del profesor de Educación Secundaria: porque no tiene formación pedagógica suficiente y, además, una práctica ciertamente escasa en el Máster Universitario en Profesorado en Enseñanza Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas.
- Hay una clara necesidad de un mayor apoyo por parte de la administración para no tener constantes barreras burocráticas así como para el fomento de la motivación de los maestros.
- Desde el punto de vista intrínseco se aduce a la necesidad de que el profesorado tiene que ser más autocrítico consigo mismo en lo que respecta a su formación y a cómo forma.
En síntesis, quedó bastante claro que la formación de los formadores influye decisivamente en la educación y, por tanto, es un aspecto que hay que mejorar y cuidar.