Por Mónica Carrillo Ramírez (colaboradora local de la Fundación Promaestro)
El último Encuentro entre maestros celebrado en Madrid ha girado en torno a la formación, tanto inicial como continua, del profesorado. En él participaron Jesús Manso, especialista en política educativa y educación internacional, e Ignacio Quintanillia, psicólogo, filósofo y educador.
Jesús Manso e Ignacio Quintanilla son docentes con amplia experiencia en temas formativos y profesores en la Facultad de Educación de la UAM y de la UCM, respectivamente. Ellos orientaron el debate que tuvo lugar entre maestros a partir de tres preguntas: ¿Qué aspectos de la formación son relevantes y centrales?; ¿Qué elementos de la formación deben debatirse?; ¿Qué elementos de la formación deben cambiar?
¿Qué aspectos de la formación son relevantes y centrales?
La propuesta de Jesús Manso, co-autor del Libro Blanco de la Profesión Docente, fue la de centrarse en la profesionalización de la docencia a través de tres elementos: trabajando el prestigio social de los maestros, su identidad profesional y creando un marco de competencias profesionales. Su opinión fue compartida por los maestros presentes, si bien se prefirió hablar de un «fortalecimiento de la profesión docente» en vez de una «profesionalización» de la misma. Ignacio Quintanilla remarcó que a veces lo esencial se olvida. Una anécdota le sirvió para ilustrar lo que quería decir; él, como director del IES Infanta Elena de Galapagar, lo primero que hace cuando llega un profesor nuevo al centro es recordarle las tres reglas básicas de su trabajo: pasar lista, generar un buen clima en el aula y poner notas. Después, los docentes se centraron en la importancia de la didáctica, en el cómo enseñar; algo que han aprendido de sus compañeros y en su práctica diaria que consideran que debería estar presente en la formación inicial.
¿Qué elementos de la formación deben debatirse?
Para Jesús Manso los programas de inducción, como el MIR educativo, pueden ser una buena herramienta que permita la articulación de la formación inicial y permanente. Ignacio Quintanilla se inclinó por la formación inicial y la motivación del profesorado, ya que se observa que en multitud de ocasiones no están informados y deben ser conscientes cuanto antes de que formarán parte y trabajarán en un equipo. Los maestros se preguntaron acerca de quién tiene legitimidad para regular su marco de competencias profesionales y resaltaron la importancia del mismo.
¿Qué elementos de la formación deben cambiar?
En este punto tanto Jesús Manso como Ignacio Quintanilla y los docentes estuvieron de acuerdo en que la evaluación de los maestros es algo muy necesario pero a la vez una gran fuente de conflictos. Jesús Manso apostó por una evaluación del docente y del sistema educativo que permita mejorar los programas de formación inicial y orientar la formación permanente. Manifestó que “la evaluación se debe tratar como parte del proceso formativo y no vincularse al rendimiento de los alumnos exclusivamente sino en el marco de una educación personalizada que permita la promoción de los maestros, por ejemplo la académica”. Ignacio Quintanilla añadió que la evaluación debe empezar en el centro educativo y continuar hacia arriba; en sus palabras “debe tratarse como una herramienta para mejorar”. Asimismo, apuntó la idea de evaluar el sufrimiento o el miedo de los profesores y de los alumnos en relación al aula. Por su parte, los docentes señalaron que, en general, se tiene cierto recelo a estas evaluaciones al sentirse cuestionados pero coincidieron en que deberían ser una herramienta más de mejora.
La comunidad educativa debe construir y para ello es esencial que exista un marco de competencias profesionales definido que permita clasificar y estandarizar el sistema educativo. Los derechos fundamentales y la propia cultura deben dotar de más autoridad y, a su vez, factores externos como son los procesos selectivos y el propio docente pueden contribuir a generar esta legitimidad. En palabras de Jesús Manso “hay que escuchar a los profesores”. No se pueden plantear ni entender estos cambios sin tenerlos a ellos en cuenta.