Párate un minuto y recuerda la mejor experiencia educativa que hayas tenido y fíjate en cómo era el profesor que estaba al frente de ella. Recuerda cómo te trató, cómo vivía lo que enseñaba, cómo tuvo en cuenta a los distintos alumnos y sobre todo, valora lo que te aportó y en qué nuevo lugar sitúo tu vida, tu concepción del aprendizaje, tu visión del mundo, tu relación con los demás, en definitiva, tu vida. ¿Acaso no sientes que aquel profesor o aquella maestro cambiaron, en algún sentido, tu vida?
La Fundación Promaestro parte de este reconocimiento: los buenos profesores cambian la vida de las personas de un modo significativo. Imaginemos un mundo donde no existieran los maestros: ¡sería un mundo inhumano! Por ello desde Promaestro queremos apoyar, estimular y acompañar a todos los profesores que están cambiando la vida de sus alumnos a mejor. Todo buen profesor sabe que:
- Su trabajo como maestro tiene una gran trascendencia pues el impacto que puede tener sobre sus alumnos es muy amplio, concreto y, en no pocas ocasiones, el profesor desconoce la magnitud de su impacto.
- La educación de los seres humanos responde, generalmente, a altos ideales personales, sociales y políticos con los que los profesores se comprometen vocacionalmente.
- La relación que establece con cada uno de sus alumnos, a través del afecto y la dedicación singular, es clave para que sus alumnos puedan y quieran aprender.
- La mayor satisfacción que recibe proviene del reconocimiento, aunque sea tardío, que sus alumnos hacen de su persona una vez que ya no es su profesor.
Nos gustaría, desde Promaestro, trabajar para que se reconozca a todos los buenos maestros que ya existen en nuestras aulas y por una visión de la profesión docente que atraiga el mejor talento a un oficio decisivo para la sociedad.