Por Mónica Carrillo Ramírez (colaboradora local de la Fundación Promaestro)
El primer Encuentro entre maestros de 2016 –”Cambio e innovación educativa: lo necesario, lo deseable, lo utópico”— concluyó con un intercambio entre los profesores participantes y los representantes de los equipos directivos de tres centros de Madrid inmersos en diferentes procesos de innovación: el CEIP Pío XII, el Colegio Jesús María y el Colegio San Patricio.
Para Ana Fraile, directora del CEIP Pío XII, y para Marta Sandoval, maestra de infantil y coordinadora de ciclo del centro, la pregunta por la innovación tiene que partir obligatoriamente de las necesidades de sus alumnos. Ellas trabajan en un contexto socio-económico muy complicado y las primeras cuestiones que deben resolver conciernen a necesidades tan básicas como las de la alimentación y la higiene. La satisfacción de éstas se ha conseguido con la colaboración de diversos organismos, fundaciones y empresas. Lo más importante es crear un clima positivo dentro del colegio, que evite que la violencia del contexto se reproduzca en el interior de la escuela. Ese buen ambiente, esencial para la innovación, se genera con un claustro unido y un equipo directivo que no impone sino que escucha las propuestas de los docentes y facilita su trabajo.
Itziar Casado, directora pedagógica de Infantil y Primaria del colegio concertado Jesús-María, coincide con ellas: “tenemos que seducir, no imponer, a los profesores”. Las reuniones de equipo se convierten en un espacio imprescindible para que los profesores compartan necesidades, expectativas y dificultades. Además, la figura del coordinador de innovación pedagógica es clave para implicar a los docentes en el proyecto de centro y fomentar una cultura de centro –una tarea que a veces se torna complicada debido al gran número de profesores que componen el claustro y a las dificultades para involucrar a las familias. Asimismo, hay que ser conscientes de que las innovaciones educativas (como la metodología de trabajo cooperativo en la que están inmersos) deben implantarse de manera progresiva y tras un profundo proceso de reflexión.
Jaime Úbeda, director de Recursos Humanos del colegio privado San Patricio, entiende que el modo de vida de los profesores les convierte en “profesionales subidos siempre en el cambio”. Sin embargo, para que las innovaciones tengan éxito, hay que impulsar que los profesores pasen por los mismos procesos que se quieren implantar –las tradicionales conferencias utilizadas para la formación tienen una eficacia limitada— y, ante todo, deben sentirse apoyados por la dirección (según su visión, el vértice de una pirámide invertida que sostiene la organización escolar). En ese sentido, los equipos y los maestros y profesores deben ser conscientes de que, en lo que respecta al cambio, toda innovación que se quiera introducir en un centro implica que otra cosa debe dejar de hacerse.
En la primera sesión del Encuentro entre maestros, después de reflexionar y compartir experiencias, los participantes llegaron a una definición común de la innovación educativa como “aquellas acciones que hacemos de manera distinta para satisfacer necesidades o resolver problemas en el aula, siempre enfocadas a la mejora del aprendizaje de nuestros alumnos”. Gracias a las aportaciones de Ana, Marta, Itziar y Jaime, esa aproximación a la innovación pudo completarse con la visión de la dirección. Hubo un consenso generalizado al señalar que es necesario, por un lado, que los equipos directivos apoyen y faciliten las innovaciones educativas y, por otro, que también los profesores asuman su autonomía dentro del aula y comuniquen sus impresiones a los equipos directivos.