En opinión de Javier Valle, y tras años de investigaciones llevadas a cabo por el Grupo de Investigación sobre Políticas Educativas Supranacionales (GIPES), “cuando hablamos de política educativa en relación al profesorado, no podemos parcelar las soluciones sino que hay que tener inteligencia estructural suficiente para incluir todos los hitos y procesos que se dan durante la carrera docente”. Según Valle, esta idea de que la profesión docente es un continuo también se hizo visible en la Jornada, especialmente en el bloque de Experiencias profesionales.
Este bloque comenzó con las intervenciones de Mari Cruz Gómez y de Pablo García. Mari Cruz y Pablo nos contaron su experiencia de acompañamiento profesional y observación mutua dentro del programa de Empieza por Educar (EXE), la primera como tutora y el segundo como maestro. Ambos pusieron en valor los procedimientos y las herramientas que se pueden utilizar para medir la eficiencia de una práctica educativa pero, sobre todo, destacaron “el brutal aprendizaje que se produce cuando observas a un compañero trabajar y cuando dejas que un compañero te observe”.
Beatriz Niño, profesora interina de Secundaria y FP Básica, nos habló de las dificultades que se ha encontrado en sus primeros de docencia y de la positiva influencia que tienen en su trabajo los compañeros más veteranos. Beatriz se mostró convencida de que «para aplicar bien una metodología (flipped classroom, trabajo cooperativo, escape room, etc.) es necesario ver cómo les funciona a otros compañeros, y no tanto apuntarse a cursos y recibir clases teóricas sobre ella”.
Isabel Desmonts y Borja Soto, del Colegio Sagrado Corazón de Madrid, compartieron la historia de su alumna Laura como un ejemplo de integración e inclusión educativa. Para Isabel y Borja, el proceso que Laura atravesó para aprender a leer fue tan bonito como duro: “es imprescindible contar con los suficientes profesionales especializados y apoyos específicos para atender al alumnado con necesidades educativas especiales”.
Rocío Bustamante, maestra de Educación Física, vino desde Sevilla para explicarnos cómo fue su salto a la dirección de un CEIP y los problemas que tuvo que afrontar, especialmente en lo que se refiere a la relación con los compañeros, los alumnos y las familias. En sus palabras, “la tarea de la dirección es una tarea un poco solitaria. Y en el primer año, además, el cambio es enorme… Incluso los alumnos te ven de un modo muy diferente”.
Por último, Jordi Giró quiso compartir su perspectiva sobre la inspección educativa haciendo una sugerente reflexión sobre las peculiaridades de la mirada del inspector, para acabar con una rotunda frase: «En mis 30 años como profesor nunca vi un solo inspector. Y ahora, como inspector, viendo a otros profesores, es cuando siento que he aprendido a dar clase”.